jueves, 29 de abril de 2010

Alarcón escribe a Carlos Muñiz Varela


por Ricardo Alarcón de Quesada

Querido Carlos:

Jugaba con mi nieto cuando leí una declaración de tu hijo reclamando superar “la peor de las fronteras: el olvido”. El 28 de abril de 1979 Carlitos tenía más o menos la edad actual de Ricardito y recordé que a ti te impidieron ver crecer a tus hijos. Por eso decidí escribirte.
A mediodía, en Río Piedras, junto a tu tumba, familiares y amigos se reunieron para decirte que no te han olvidado y para reclamar, una vez más, que se te haga justicia.

Aunque sea tardía, pues el crimen ocurrió hace ya 31 años. Aunque sea incompleta, porque no viven ya algunos de los que de un modo u otro fueron responsables o participaron en la infamia.
Porque es imperdonable que a plena luz del día, ante testigos, se pueda asesinar cobardemente a un joven de 25 años, en un territorio bajo la jurisdicción norteamericana y que tres décadas más tarde los culpables no hayan sido llevados ante los tribunales.

Porque, según indican algunos documentos oficiales que trabajosamente tu familia logró desclasificar mucho después, algunos implicados en el crimen gozan de libertad y actúan impunemente. Como José Dionisio Suárez Esquivel – quien fue hallado culpable en el asesinato de Orlando Letelier en Washington D.C. -, Pedro Crispín Remón Rodríguez – condenado en Panamá como parte de un grupo al que se le ocupó numerosos explosivos con los que pretendían hacer estallar el Paraninfo Universitario y matar a Fidel Castro y a centenares de estudiantes – y Reynol Rodríguez González, activo aún organizando a terroristas anticubanos en los Estados Unidos.

Porque según fue revelado hace dos años el FBI de Puerto Rico reconoció poseer pruebas documentales que podrían esclarecer tu caso. Y desde entonces tu familia y tus amigos le han reclamado al FBI que entregue esas evidencias a los tribunales puertorriqueños.

Porque, respondiendo al clamor generalizado, quien entonces era el Gobernador de Puerto Rico, Aníbal Acevedo Vilá, escribió a Barack Obama, el 15 de diciembre de 2008 cuando el joven negro acababa de ganar las elecciones, pidiéndole que una vez Presidente permitiera que el FBI entregara a la justicia las pruebas que esconde hace ya más de treinta años sobre tu caso y sobre el de Santiago Mari Pesquera, el hijo de Juan Mari Bras, nuestro noble y querido hermano, asesinado en 1976.

No sé si el señor Presidente respondió, ni que fue lo que dijo, si algo dijo. En Río Piedras, tus familiares, tus amigos, insistieron en un reclamo elemental: que se permita conocer las pruebas que mantienen ocultas y que finalmente sean juzgados tus asesinos. Hay que multiplicar esa demanda. Exigirlo día y noche, en todas partes.

Quiero que sepas, Carlos, que tienes una hermosa familia. Allá en Puerto Rico y acá en Cuba, tus dos islas. Una familia que seguirá creciendo y que jamás olvidará.

Hasta Siempre
La Habana, 28 de abril de 2010

domingo, 25 de abril de 2010

Miguel Hudo Ricci, Carpeta 2704, ¡Inocente!

por Manolo Coss

Palabras leídas en la presentación del libro CARPETA 2704 INOCENTE, el pasado 7 de abril de 2010 en el anfiteatro L1 de la Facultad de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

Buenas noches:

En primer lugar, le expreso mi agradecimiento al Comité de Acción de Estudiantes de Derecho y a mi sobrina adoptiva Aura Colón Solá, por la invitación a participar de este distinguido panel de presentadores del libro Miguel Hudo Ricci, Carpeta 2704, ¡Inocente!

Como la confusión con mis hermanos es proverbial y redundante me presento nuevamente, soy Manolo Coss, carpeta #1458, no soy José “Papo” Coss, carpeta 1064, ni Luis Fernando “Peri” Coss, carpeta# 5577; soy el hijo del medio de Don Pepe Coss, carpeta #64 y de Blanca Coss, carpeta #2511… y hoy confieso públicamente que soy el que escribía con el seudónimo de Driesde González, quien también tenía su ficha en la División de Inteligencia de la Policía.

Como ven, provengo de una familia orgullosamente encarpetada, contrario al protagonista del libro que esta noche nos ocupa, por lo que muchas de las cosas que nos narra Miguel Hudo Ricci, en mi juventud las daba como inevitables, injustas pero comunes a todo independentista.

Y una gran lección que me reafirmó esta obra es la naturaleza perversa del carpeteo y el terrible impacto que tuvo la persecución sistemática del independentismo en todos y todas las y los puertorriqueñoS, de todos los partidos e ideologías… Todos fuimos manchados por el hostigamiento oficial y el el acoso del estado a un sector de la población… ¡y todos salimos perdiendo! Porque de alguna manera todos nos acostumbramos a la persecución y la llegamos a ignorar unos, avalar otros y una considerable mayoría a aceptarla como algo perfectamente normal.

El libro/testimonio de Hudo Ricci se cocinó a fuego lento por más de 30 años y afortunadamente hoy nos presenta un episodio de nuestra historia que es importante no olvidar, ni permitir que se enrede en las traicioneras telarañas de la tradición oral.

Del retrato biográfico de un joven puertorriqueño promedio de clase media con sus preocupaciones y cuestionamientos, la narración pasa a brindarnos el contexto de la época en que se produciría el evento que transformó la vida de Miguel, y la de miles de puertorriqueños.

Qué ocurría en nuestra Universidad y sus alrededores, la omnipresente política partidista puertorriqueña; el convulso mundo en que vivíamos --en el cual la rebeldía juvenil era protagonista de primera plana-- es parte del contexto descrito y presentado con la pericia de un graduado de maestría en ciencias políticas y con la destreza narrativa de su alterego el escritor.

Es importante notar cómo previo al incidente central de esta historia, iba creciendo la impaciencia estudiantil casi a la par con la terquedad de las autoridades universitarias y del país. La presencia militar en el Recinto no solo era un contrasentido a la misión universitaria, sino que era una provocación permanente contra las y los que se oponían al militarismo por las más variadas razones: por el carácter obligatorio del reclutamiento para la guerra, los que se oponían a la guerra por razones morales y los que repudiábamos el reclutamiento militar como una bofetada colonial y censurábamos la guerra de Vietnam por imperialista y genocida.

Más importante es anotar la cantidad de veces que el estudiantado había sido abusado por la policía Estatal y la contratada como guardia universitaria. Desde 1964 se iba hinchando el globo que explotaría el 11 de marzo de 1971.

La arrogancia del poder fue el cerumen que tapó los sentidos de la administración colonial, sobre todo el sentido común y el sentido de justicia. Por eso, mientras se celebraban centenares de asambleas, referéndums, peticiones y huelgas de hambre con el reclamo de sacar el ROTC del Recinto, nada pasaba y el globo del coraje seguía inflamándose.

La narración, desde su origen, del suceso más importante ocurrido en nuestro Recinto desde la huelga de 1948, es emocionante y sobrecogedor. Lo que comenzó como una escaramuza, casi de rutina por esos días, se convirtió en un auténtico campo de batalla entre la guardia universitaria, la Fuerza de Choque y los estudiantes.

El saldo terrible fueron tres muertos --dos policías y un cadete del ROTC--y cientos de heridos y arrestados casi todos estudiantes universitarios. El pueblo de Río Piedras fue sitiado y en su interior se desató un pogromo alucinante donde se golpeaba a todo ciudadano con pinta estudiantil, o de deambulante, o de desafecto al abuso.

Aunque el libro brinda las cifras oficiales de heridos, soy testigo de que decenas de estudiantes con la cabeza rota o los huesos molidos se abstuvieron de ir a hospitales donde seguro serían arrestados o detenidos para una ronda de “maceteo”. Más de un médico solidario tuvo que coser cabezas esa noche en su casa o en el dispensario privado.

En la narración del inicio de su calvario personal y legal como consecuencia de los sucesos del 11 de marzo, Hudo Ricci nos sumerge en una cadena del absurdo como en la película The Midnight Express o la novela La Broma, de Milan Kundera.

La mezcla candidez, sumada a malas decisiones, la vileza del poder del estado, y la perfidia de algunos mojigatos colonizados es explosiva y hace mucho daño.

Y esa explosión reventó en las manos del protagonista de esta zaga legal, quien por fortuna contó con la asesoría magistral de parte de sus abogados, encabezados por el licenciado Graciani Miranda Marchand, carpeta #735 y asistida por el letrado (este sí que es hombre de letras y abogado) Enrique Ayoroa Santaliz, carpeta #9296.

Recién finalizada la lectura del capítulo uno, tercera parte, me picó la curiosidad de ver si algún agente de la División de Inteligencia había notado mi presencia en la sala del juicio de Hudo Ricci y, por supuesto allí estaba anotadoÑ

“ASUNTO: Continuación Juicio Miguel Hudo Ricci (2704)… Para informar que hoy 17 de junio de 1972, hora 9:45 PM (¡SIC!) y en el Tribunal Superior, sala 7 de Hato Rey que preside el honorable juez José Antonio Andreu García, continuó la vista del juicio contra el individuo mencionado en el asunto”….

¨Para informar que entre los presentes se hallaba en sala Manuel E. Coss (1458)” y sigue con una lista de encarpetados que asistíamos al proceso legal, entre ellos Silverio Pérez, carpeta #1510.

La descripción del juicio, visto por los ojos del acusado nos brinda un filtro especial y único, porque es un momento en el que todos hablan de él, quien a su vez, tiene permanecer en silencio. De manera que esa vivencia es un ejercicio que el lector comparte con la intensidad con que la vivía,en estricta mudez, Miguel Hudo Ricci.

La reseña sobre el proceso legal nos descubre, de un lado la astucia y pericia con que la defensa salvó los obstáculos que seguían apareciendo, así como la bajeza de los que fueron allí a mentir y a entrampar a un inocente. Y bueno, también nos muestra la flaqueza moral y debilidad de carácter de quien luego presidió nuestro Tribunal Supremo y hoy lleva casos contra el estado que le paga una pensión, no Cadillac, sino una Hummer Special Edition!

Cuando por fin se anuncia la absolución y el trepidante ritmo del juicio parecía haber quedado atrás imponiéndose la razón y la justicia, las réplicas de ese temblor seguían reproduciéndose y perseguían al autor hasta donde se refugió en Nueva York y como en una novela de Ignacio Falcones el lector se pregunta, “¡pero coño, ¿es que las desgracias van a seguir!?”

Las reflexiones finales del autor culminan con un bálsamo de madurez y patriotismo para esta necesaria narración. El reencuentro con el oficio de sanar cuerpos para mejorar espíritus es un premio que el universo le brindó a Hudo Ricci y la catarsis alcanzada con este libro es una gratificación también para sus lectores.

Si me permiten, presentaré brevemente unas anotaciones técnicas.

En primer lugar, encomiar la labor del redactor de este libro, Luis R. González Argüeso.

El éxito de un escritor que narra en primera persona la vida de otro, como si fuera el protagonista mismo, radica en hacerse invisible. No en balde, durante los años de Macartismo en Estados Unidos se le llamaba “ghost writers” --o escritores fantasmas-- a los que firmaban novelas y libretos con otros nombres o que vendían su producto para que otro tomara el crédito.

Y lo de fantasma lo podemos aplicar en este caso también por la forma en que el escritor y el narrador primario se compenetran, para que el escritor asuma las penurias, alegrías y vicisitudes del protagonista y ambos se fundan en una sola voz, desarrollando una sola historia.

Si fuéramos a catalogar el género de esta narración, podríamos hacer como la revista Esquire cuando clasificó la obra de Truman Capote, A Sangre Fría, como una “novela de no ficción”.

Me parecen muy acertadas la inclusión como anexo de los dibujos que hizo en sala Emelí Vando y la bibliografía que recomiendan los autores.

El diseño de portada e interior, a cargo de “ekon7 Studio Design”, están muy bien logrado dándole a la obra el aspecto de una carpeta de subversivo y las fotos están muy bien colocadas, aportando contexto visual sin competir con el protagonismo del texto.

Finalmente, me parece que es pertinente que este libro se presente y se divulgue hoy en nuestro querido recinto universitario, pues soplan vientos de tempestad.

Hay una frase, bastante manoseada por cierto, adjudicada a William Shakespeare, que dice “el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”. A lo que aporto la sentencia que me dijo un amigo argelino sobre la sangrienta lucha de independencia de su país… “nosotros perdonamos, pero no olvidamos”.

A eso nos invitan Hudo Ricci y González Argüeso al concluir su libro y a eso me permito añadir que perdonamos y no olvidamos para reflexionar sobre lo ocurrido, para pensar.

Por lo que concluyo citando a mi hermano Peri (carpeta 5577):

“PENSAR es un concepto revolucionario en nuestros días. Y nuestro gran reto es elevarlo, relocalizarlo en el centro de nuestras preocupaciones, con la intensidad erótica que merece la más importante de todas las actividades humanas. PENSAR debería ser cool”.

Y este libro nos motiva a PENSAR.

Muchas gracias.

viernes, 16 de abril de 2010

Más suicidios que muertos en batalla

WASHINGTON.— El ejército estadounidense lleva 761 hombres caídos en combate desde la invasión a Afganistán, en octubre del 2001, hasta el verano (boreal) pasado, mientras que en el mismo período 817 militares perdieron la vida suicidándose.

Así lo afirmó la revista Time en un artículo titulado "El ejército estadounidense está perdiendo la guerra en los suicidios".

El fenómeno de los militares que se suicidan, en constante aumento en los últimos cinco años, se convirtió en el problema más grave para los altos mandos de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

Las cifras demuestran que una solución aún no fue encontrada, pese a invertir millones de dólares y la utilización de cientos de expertos de salud mental, psicólogos y psiquiatras.

Según Time, más allá de los esfuerzos sobre el plan médico, el problema está ligado al compromiso de los soldados en combate.

Nuevas investigaciones demostraron en realidad el nexo muy fuerte entre el número de misiones desarrolladas por un solo soldado y el número de suicidios. (ANSA)

lunes, 12 de abril de 2010

IGNACIO RAMONET: "La cuestión social"

por Ignacio Ramonet

Bajo el lema "¡Alto a la miseria!", la Unión Europea (UE) ha declarado 2010 "Año de la pobreza y de la exclusión social". Y es que ya hay, en la Europa de los Veintisiete, unos 85 millones de pobres (1)... Un europeo de cada seis sobrevive en la penuria (2). Y la situación se sigue degradando a medida que se extiende la onda expansiva de la crisis. La cuestión social vuelve a colocarse en el corazón del debate. La ira popular se manifiesta contra los Planes de austeridad en Grecia, Portugal, España, Irlanda, etc.

Las huelgas y las protestas violentas se multiplican. Muchos ciudadanos expresan también un rechazo a la oferta política (crece la abstención y el voto en blanco) o una adhesión a diversos fanatismos (sube la extrema derecha y la xenofobia). Porque la pobreza y la desesperación social ponen en crisis al propio sistema democrático. ¿Asisteremos a una explosiva primavera del descontento europeo?

En España, el 20% de la población, o sea unos diez millones de personas, se hallan ya en la pobreza (3). Con casos particularmente indignantes como el de los hijos de extracomunitarios (más de la mitad de ellos viven en la indigencia), y el de las "personas sin hogar", nivel máximo de exclusión social (4). Hay más de 30.000 personas sin hogar (en Europa, cerca de medio millón).

Centenares de ellas, cada invierno, mueren en la calle... ¿Quiénes son esos pobres de hoy? Campesinos explotados por las grandes distribuidoras, jubilados aislados, mujeres solas con hijos, jóvenes con empleos basura, parejas con hijos viviendo con un único sueldo, y obviamente la gran cohorte de activos que la crisis acaba de dejar sin empleo. Jamás hubo en la UE tantos parados: 23 millones (cinco más que hace un año). Lo peor es que la violencia del desempleo golpea sobre todo a los menores de 25 años. En materia de paro juvenil, España ostenta la tasa más catastrófica de Europa: 44,5% (la media europea: 20%).

Si la cuestión social se plantea hoy de modo tan espinoso es porque coincide con la crisis del Estado de bienestar. Desde los años 1970, con el auge de la globalización económica, salimos del capitalismo industrial para adentrarnos en una era de capitalismo salvaje cuya dinámica profunda es la desocialización, la destrucción del contrato social. Por eso se están respetando tan poco los conceptos de solidaridad y de justicia social.
La transformación principal se ha producido en el ámbito de la organización del trabajo. El estatuto profesional de los asalariados se ha degradado. En un contexto caracterizado por el desempleo masivo, la precariedad deja de ser un "mal momento transitorio" mientras se encuentra un empleo fijo, y se convierte en un estado permanente. Lo que el sociólogo francés Robert Castel llama: el "precariado" (5), una nueva condición infrasalarial que se ha extendido por toda Europa.

En Portugal, por ejemplo, un asalariado de cada cinco tiene ya un contrato llamado "recibo verde". Aunque trabaje desde hace años en la misma oficina o la misma fábrica, con horarios fijos, su patrón es un simple cliente al que factura un servicio y quien puede, de la noche a la mañana, sin ninguna indemnización, romper el contrato.
Semejante degradación del estatuto de asalariado agrava las desigualdades porque excluye de hecho a un número cada vez mayor de personas (sobre todo jóvenes) del sistema de proteccion del Estado de bienestar. Las aísla, las margina, las rompe. ¿Cuántos suicidios de trabajadores en su lugar mismo de trabajo? Abandonados a sí mismos, en feroz competencia de todos contra todos, los individuos viven en una especie de jungla. Lo cual desconcierta a muchos sindicatos, otrora poderosos, y tentados hoy de colaborar con las patronales.

La eficacia económica se ha convertido en la preocupación central de las empresas, que descargan sobre el Estado sus obligaciones de solidaridad. A su vez, el Estado desvía estos imperativos hacia las Organizaciones no gubernamentales (ONG) o las redes humanitarias privadas. De ese modo, lo económico y lo social se van alejando permanentemente el uno del otro. Y el contraste entre los dos resulta cada vez más escandaloso.

Por ejemplo, en España, mientras el número de parados alcanzaba en 2009 la cifra de 4,5 millones (3,1 millones en 2008), las empresas cotizadas en Bolsa repartían 32.300 millones de euros a sus accionistas (19% más que en 2008). El año pasado, los beneficios de los diez principales bancos europeos superaron los 50.000 millones de euros... En un continente castigado por la peor recesión desde 1929... ¿Cómo es posible?

Porque a partir de la crisis del otoño de 2008, los Bancos centrales prestaron masivamente, con tipos de interés minimos, a la banca privada. Ésta utilizó ese dinero barato para prestar a su vez, con tipos más elevados, a las famlias, a las empresas... y a los propios Estados. Así ganó esas millonadas. Ahora, la deuda soberana alcanza niveles excepcionales en varios países -Grecia, Irlanda, Portugal, España...- cuyos gobiernos han tenido que imponer drásticos Planes de austeridad a sus ciudadanos para satisfacer las exigencias de los actores financieros... causantes de la crisis del 2008. Una desvergüenza que exaspera y enfurece a millones de asalariados europeos.

Los ricos siguen enriqueciéndose mientras crece el número de personas sin empleo o en la precaridad, con un poder adquisitivo más reducido, en condiciones de trabajo degradadas, soportando la violencia física y simbólica de unas relaciones sociales endurecidas en una sociedad cada vez menos cohesionada. ¿Cuánto aguantará el hastío popular? ¿Acaso no advirtió el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), el pasado 17 de marzo, que si no se reforma el sistema financiero "habrá revuelta social"?

(1) Es "pobre" la persona que vive con menos del 50% de la Renta media disponible neta (Rdn) del país correspondiente. En España, el ingreso medio mensual se sitúa en torno a los mil euros.
(2) Cf. The Social Situation in the European Union 2007, Bruselas, 2008 employment_social/spsi/reports_social_situation_fr.htm).
(3) Léase Informe de la Inclusion social en España, Fundació Un sol mon, Caixa Catalunya, Barcelona, 2008.
(4) Consúltese enredpsh.org
(5) Robert Castel, La Metamorfosis de la cuestión social, Paidós, Barcelona, 1997.

De Le Monde diplomatique, publicado en "Bitácora" de Uruguay.

viernes, 9 de abril de 2010

Amy Goodman: el valor del periodismo de valor

By Amy Goodman*

Apr 6, 2010. A United States military video was released this week showing the indiscriminate targeting and killing of civilians in Baghdad. The nonprofit news organization WikiLeaks obtained the video and made it available on the Internet. The video was made July 12, 2007, by a U.S. military Apache helicopter gunship, and includes audio of military radio transmissions.

Two Reuters employees—a journalist and his driver—were killed in the attack, along with at least eight other people, and two children were injured. The radio transmissions show not only the utter callousness of the soldiers, laughing and swearing as they kill, but also the strict procedure they follow, ensuring that all of their attacks are clearly authorized by their chain of command. The leaked video is a grim depiction of how routine the killing of civilians has become, and is a stark reminder of how necessary journalism is, and how dangerous its practice has become.

After photographer Namir Noor-Eldeen, 22, and his driver, Saeed Chmagh, 40, were killed, Reuters demanded a full investigation. Noor-Eldeen, despite his youth, had been described by colleagues as one of the pre-eminent war photographers in Iraq. Chmagh was a father of four.

The video shows a group of men in an open square in Baghdad, leading the two Reuters employees to a building nearby. Noor-Eldeen and Chmagh are shown, each carrying a camera with a telephoto lens. A U.S. soldier in the helicopter says: “OK, we got a target 15 coming at you. It’s a guy with a weapon.” There is much back and forth between two helicopters and ground troops in armored vehicles nearby:

“Have five to six individuals with AK-47s. Request permission to engage.”

“Roger that. Uh, we have no personnel east of our position. So, uh, you are free to engage. Over.”

The helicopter circles around, with the cross hairs squarely in the center of the group of about eight men. WikiLeaks and its partner for this story, the Icelandic National Broadcasting Service, added subtitles to the video, as well as arrows indicating the Reuters employees.

Sustained automatic-weapon fire erupts, and most of the men are killed instantly. Noor-Eldeen runs away, and the cross hairs follow him, shooting nonstop, until he falls, dead.

The radio transmission continues, “All right, hahaha, I hit ’em …” and then, “Yeah, we got one guy crawling around down there. …”

Chmagh, seriously wounded, was dragging himself away from the other bodies. A voice in the helicopter, seeking a rationale to shoot, said: “Come on, buddy. All you gotta do is pick up a weapon. … If we see a weapon, we’re gonna engage.”

A van pulled up, and several men, clearly unarmed, came out and lifted Chmagh, ostensibly to carry him to medical care. The soldiers on the Apache sought and received permission to “engage” the van and opened fire, tearing apart the front of the van and killing the men. The weapon used was a 30-millimeter machine gun, used to pierce armor.

With everyone in sight apparently dead, U.S. armored vehicles moved in. When a vehicle drove over Noor-Eldeen’s corpse, an observer in the helicopter said, laughing, “I think they just drove over a body.” The troops discovered two children in the van, who had miraculously survived. One voice on the military radio requests permission to evacuate them to a U.S. military hospital. Another voice commands them to hand over the wounded children to Iraqi police for delivery to a local clinic, ensuring delayed and less-adequate treatment.

The U.S. military inquiry into the killings cleared the soldiers of any wrongdoing, and Reuters’ Freedom of Information requests for the video were denied. Despite the Pentagon’s whitewash, the attack was brutal and might have involved a war crime, since those removing the wounded are protected by the Geneva Conventions. WikiLeaks says it obtained the video “from a number of military whistle-blowers.” Wikileaks.org, founded in late 2006 as a secure site for whistle-blowers to safely release documents, has come under attack from the U.S. and other governments.

WikiLeaks has broken numerous stories and has received awards. It and members of the Icelandic Parliament are working together to make Iceland a world center of investigative journalism, putting solid free speech and privacy protections into law. The words of legendary journalist I.F. Stone still hold true: “Governments lie.” Because of that, we need courageous journalists and media workers, like Namir Noor-Eldeen and Saeed Chmagh, and we need whistle-blowers and news organizations that will carefully protect whistle-blowers’ identities while bringing their exposés to public scrutiny.

Denis Moynihan contributed research to this column.

Ver Democracy Now!

jueves, 8 de abril de 2010

Padura sobre el momento cubano

por Leonardo Padura


LA HABANA, Abril (IPS)

Pronto hará tres años que el presidente cubano Raúl Castro advirtió la necesidad de introducir cambios estructurales y conceptuales en el modelo social y económico de la isla, aquejado de las más diversas ineficiencias, de incontables incongruencias y arbitrariedades, asediado por medidas y contramedidas burocráticas que cierran el camino hacia una posible incorporación de todas las potencialidades productivas y creativas de la isla caribeña y de sus habitantes.

Y aunque desde un inicio el todavía entonces gobernante interino advirtió que una implementación inmediata de esos cambios resultaba imposible y pidió un plazo para la ejecución de medidas para evitar la caída en nuevos errores, la vida cotidiana del país sigue reclamando, cada vez con más urgencia, modificaciones en las más disímiles estructuras de sus mecanismos productivos y sociales. Se trata de una a todas luces necesaria introducción de cambios más o menos profundos que garanticen, sobre todo, una elevación de los niveles de vida de una población que, desde los albores de la década de 1990, vio caer drásticamente sus niveles de consumo y su acceso a mejoras materiales y a servicios básicos, encabezados por la alimentación y la vivienda, los mayores dolores de cabeza con los que deben lidiar día a día millones de cubanos.

Cierto es que en el lapso transcurrido desde el 26 de julio de 2007 se han generado varios cambios, casi todos de carácter económico y destinados unos a recaudar divisas que están en manos de ciertos sectores de la población ­acceso de los cubanos a los centros turísticos, apertura de cuentas de teléfonos celulares-, a eliminar subsidios y gratuidades ­supresión de becas en el sistema educacional medio, eliminación de comedores obreros en varios ministerios, reducción de los productos subsidiados por la cartilla de racionamiento-, a tratar de hacer más eficiente la agricultura ­repartición de una parte de las numerosas tierras estatales que (increíblemente) permanecían ociosas a través de un muy controlado sistema de usufructo, conexiones más directas entre productores y consumidores-, o a combatir el descontrol y la corrupción estatal con la creación de un aparato central de contraloría que entre sus funciones tiene ­o debe tener- la persecución de las más variadas formas de robo, "desvío de recursos" y los más inimaginables trapicheos que se producen en casi todas las esferas productivas, de servicio y burocráticas del país, a los distintos niveles.

En realidad todas esas readecuaciones, obvias y necesarias, apenas han generado modificaciones en la estructura centralizada y estatalista del país y sus efectos apenas tocan las esencias de los problemas cubanos, que siguen siendo más o menos las mismas y tan pesadas como en las dos últimas décadas: el bajo nivel adquisitivo que garantizan los salarios estatales, lo que obliga a unos ciudadanos a buscar otras alternativas o induce a otros miles a vivir del "invento", sin vínculos laborales; el desabastecimiento en los mercados agropecuarios y los altos precios de los productos (un kilogramo de carne de cerdo cuesta el salario de tres días de un trabajador) en virtud de un sistema que hasta ahora ha fracasado en todas las variantes aplicadas; los problemas casi eternos y al parecer insolubles de la vivienda y el hacinamiento (con todas las secuelas sociales que esto genera)... a los que se han sumado las grietas cada vez más alarmantes en los sistemas de salud (cuya expresión más dramática fue la muerte por frío de varias decenas de enfermos en el hospital psiquiátrico de La Habana, un hecho cuya investigación, al parecer, sigue en curso), en el de educación (la merma de su nivel y labor educativa, constatable a simple vista y varias veces comentado, al fin, por los órganos de prensa oficiales) y hasta en el terreno del deporte (donde se han producido la más inconcebibles debacles, incluidas las de disciplinas tradicionales como el boxeo y el beisbol).

Una tabla de salvación para muchas familias ha sido el levantamiento, por el gobierno de Obama, de las restricciones existentes para que los cubanos residentes en Estados Unidos pudieran enviar remesas a la isla e incluso viajar cada vez que quisieran. Pero los recursos llegados por esa vía, si bien alivian la cotidianidad de muchos en el país y luego nutren las arcas del Estado, no se revierten en una posible agilización inmediata de mecanismos económicos fuera del ámbito centralizado, pues no existen vías para hacerlo. Lo contradictorio de esa situación es que esos recursos en todos los casos sí generan diferencias de acceso a ventajas económicas, lo cual acentúa aun más la existencia de diversos niveles de posibilidades que hoy tienen unas capas de población surgidas no por capacidad y esfuerzos propios, sino por la obtención más o menos frecuente de divisas. Es por ello que al mismo tiempo que algunas jóvenes cubanas tienen suficiente dinero para invertir casi mil dólares en un implante de senos, la mayoría de sus compatriotas viven contando sus devaluados pesos cubanos para poder garantizar la supervivencia.

Mientras en los últimos meses las temperaturas políticas en la isla han ascendido notablemente, los cambios esenciales que muchos esperan siguen sin llegar y la vida cotidiana de la gente es tan ardua y complicada como en los años anteriores y hasta se ve amenazada con más recortes de beneficios sociales de un Estado que pretende dejar de ser paternalista sin abandonar la esencia de esa práctica política y filosófica. Por eso, aunque en las farmacias del país ya es posible comprar aspirinas, el dolor de cabeza cubano de resolver el día a día no se alivia pues ­creo que todos lo saben-, se necesita más que un simple calmante para ello. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Leonardo Padura, escritor y periodista cubano. Sus novelas han sido traducidas a más de quince idiomas y su más reciente obra, El hombre que amaba a los perros, tiene como personajes centrales a León Trotski y su asesino, Ramón Mercader.

jueves, 1 de abril de 2010

THE OBSCENITY OF WAR


por Amy Goodman
President Barack Obama has just returned from his first trip as commander in chief to Afghanistan. The U.S.-led invasion and occupation of that country are now in their ninth year, amid increasing comparisons to Vietnam.


Daniel Ellsberg, whom Henry Kissinger once called “the most dangerous man in America,” leaked the Pentagon Papers in 1971. Ellsberg, who was a top Pentagon analyst, photocopied this secret, 7,000-page history of the U.S. role in Vietnam and released it to the press, helping to end the Vietnam War.
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