La pintada que se lee debajo del Puente Negro, de Ciudad Juárez, está de hecho en territorio estadounidense: “Sergio, tu muerte será vengada por el pueblo organizado y encabronado”. El mensaje lo dejaron jóvenes congregados en esta línea fronteriza el 12 de junio. Cinco días antes, el lunes 7, en este mismo lugar, un agente de la policía de Estados Unidos disparó contra Sergio Adrián Hernández, un adolescente mexicano de 15 años que le arrojaba piedras, y lo mató.
El asesinato, grabado en un teléfono móvil de una persona que cruzaba a pie el contiguo Puente de Santa Fe, ha sido la puntilla para la sociedad juarense, castigada por la violencia sexista y del narcotráfico y por la recesión que golpea su economía de frontera. “Hay una indignación unánime, no sólo porque era menor de edad, sino por la saña y el exceso de fuerza”, asegura a IPS el especialista en temas migratorios Rodolfo Rubio, del Colegio de la Frontera Norte. continúa
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