sábado, 5 de septiembre de 2009
¿QUÉ REVELAN LOS SIGNOS FACIALES DE LA CÓLERA DE URIBE?
por Rubén Darío Flórez Arcila
(Análisis: La fisonomía de Uribe Vélez en el primer plano de la cámara de la BBC. Ver el video aquí.)
¿Qué expresa la fisonomía del entrevistado? Las palabras como máscara y el rostro como huella explícita. No voy a referirme a lo que dice con palabras, más sujetas al control racional del personaje. Voy a describir las reacciones faciales mostradas por la cámara de la BBC y la evolución de estas. Los gestos comunican también. Los movimientos de los músculos faciales son signos que señalan las emociones del entrevistado.
El entrevistado abre los labios de un modo extraño; como si pasara saliva o le faltara el aire. Esto sucede cuando experimenta una emoción que le descompone las comisuras, las aletas de la nariz, los labios y la lengua que trata de vociferar y que se escurre por entre los dientes. La mandíbula inferior permanece tensa, con el movimiento en suspenso de quien está en actitud de enfrentamiento.
En un segundo de ahogo iracundo, la lengua se extiende por entre los labios delgados como un latiguillo colérico. Produce la impresión de estar a punto de un clímax. En cuestión de segundos, la mueca de abrir los labios es como si sorbiera una bocanada de aire para evitar desbordarse. Es evidente que no logra controlar la ira que, lo deja sin aire y sin autodominio.
Ante la cámara que lo revela en primer plano, la fisonomía del personaje está demudada por la impaciencia y la cólera. La pantalla queda inundada por el gesto de rabia. El camarógrafo es implacable mostrando la ira implacable. La imagen resulta cortante, casi como si el filo de los gestos del rostro iracundo, se materializara visualmente. En este dramático primer plano, el rostro revela lo que pasa en su interior, se desencaja: abre los ojos de modo excesivo y las pupilas están dilatadas, como las de un ser animal o humano que experimentara una amenaza y se aprestara a “dar un zarpazo”. Las pupilas emiten un brillo que comunica un brutal instinto de mando. Cierra los ojos, calculando su golpe, conteniéndose, en el momento de tragar una bocanada de aire. Con un gesto imperioso de la mano derecha extendida y la palma en posición vertical, como cortando el aire, ordena. Abre entonces los ojos que emiten el brillo afilado de su autoridad y suelta: “otra pregunta amigo”. Aunque la palabra amigo no se corresponde con las facciones que expresan un gesto inamistoso. Lo exacto es el brillo acerado y el desbordamiento de la cólera extrema. Repite autoritario tres veces “otra pregunta amigo”.
Pero es visible que no tiene éxito en evitar “salirse de los chiros”. Las facciones se descomponen en la mueca airada, sin control y opuesta a la frase dicha por el sujeto encolerizado.
La sonrisa que dirige a quien pregunta, más que un gesto amable es una expresión hostil y cortante como la frase, “otra pregunta, amigo”. El cantante cubano Orlando Contreras, tan preciso siempre, diría “¿amigo de qué?”.
Estas expresiones van del segundo 0.12 al segundo veintisiete.
A partir del segundo 52 y hasta el 2.12 minuto (con el paréntesis de la contra pregunta, también cortante: ¿Cuánto hace que usted no va a Colombia? del personaje), la fisonomía en primer plano, logra enmascarar los gestos que descomponen su cara; tics faciales que evidencian el estado extremo de cólera de la figura, que literalmente se ahoga en su paroxismo de autoridad, contradicha por la pregunta del periodista. Finalmente, la cara se esconde detrás de una máscara de aparente control. Muy divulgada en los dos primeros años de su mandato, cuando el popular personaje hablaba de su afición por el yoga y cuando tomaba infusiones para serenarse. Pero podemos ver en el video como elimina de su cara el juego de emociones coléricas. Se calma. ¿Estará sereno? Esto se ve a partir de 0.52, donde un casi imperceptible movimiento de la aleta izquierda de la nariz, indica que la cara ha tomado posesión de los síntomas de rabia. Ahora aparenta un estado de indiferencia facial y toma el aire que le permite literalmente tragarse su ira. El rostro blanco ahora es una máscara de autoridad que no puede ser contradicha.
Evolución de la entrevista y de la actitud del personaje.
Como ya escribí, hasta 2,12, el personaje está arrebatado por la cólera y sin atender al performance de una entrevista: interrumpe a quien le pregunta, lo conmina a que siga su ritmo y no haga la pregunta, que no tiene autoridad para hacer el entrevistador, porque en las frases del personaje, el entrevistador no es colombiano.
Voy a referirme a las expresiones verbales que explícitamente descalifican al interlocutor.
¿Usted dónde nació?
Aquí hay una descalificación por cuanto el entrevistador es de otro país.
Y lo descalifica al ordenarle “!estudie!”. Utiliza el imperativo. El otro sentido de la frase es que el entrevistador es ignorante de la historia de su propio país y de la del personaje furibundo.
El personaje demudado, se ve a sí mismo como vocero de una historia nacional que representa cabalmente. Él es la historia. El es el país. El es la democracia. Él es el intérprete cabal de su opinión, como se verá de las respuestas que siguen.
Cuando el personaje logra enmascarar su rostro, aunque no su irritación, (a partir del segundo 0,52), desde este momento cuando dice lo que desea y no lo que le preguntaron, (ya vimos que en la primera parte estaba ahogado en un paroxismo de rabia); desde este segundo 0,52 comienza un monólogo y su expresión facial no exhibe los signos indexicales de la cólera.
La primera parte, en que la cámara muestra el rostro desencajado, coincide con el diálogo que el personaje no acepta. La segunda parte de control sobre los músculos de expresión facial, coincide con su monólogo. El origen del comportamiento facial del personaje fue provocado por una cuestión.
La pregunta que desató la irritación del personaje fue:
¿Usted quiere ser Presidente de Colombia por cuatro años más?
¿Por qué esta pregunta desencaja al personaje? ¿Por qué lo agita transformándolo en un ser encolerizado?
La respuesta la da él mismo rostro de expresión furibunda que habla así:
“Es mejor entenderse con la opinión pública que con quienes pretenden ser voceros de la opinión, no la interpretan sino que simplemente se dejan llevar por los sesgos”
El personaje, no le responde a quien formula la pregunta, (y lo dicen claramente las emociones que reflejan su rostro en la primera parte), porque éste es alguien que “pretende ser vocero de la opinión pública”. Parece que al personaje, a juzgar por lo que muestra el primer plano de la cámara, lo sacan de quicio las preguntas hechas por un periodista.
Se infiere de esta respuesta que el personaje que se desencaja en la primera parte, se ve a sí mismo como intérprete directo y objetivo de la opinión pública. Las preguntas que le hagan sus supuestos voceros, como el personaje los llama, son “sesgadas”, de mala fe.
De otro lado, a la pregunta si piensa ser presidente de Colombia por 4 años más, el personaje responde curiosamente; “deje a la democracia colombiana tranquilita”. Podemos inferir por el rostro que reacciona de la manera como lo he descrito, que el personaje siente que él es la democracia. A esta democracia hay que dejarla tranquila. O sea al personaje, alegoría en “carnita” y “huesitos” de la democracia, no se le puede preguntar. “Huesitos y carnita” es una expresión favorita a veces utilizada por el personaje. Pero el diminutivo se reserva para hablar no con los extranjeros sino con los que nacieron en Colombia y para hablarse a sí mismo. “tranquilita”, sustituyendo democracia por el apellido del entrevistado quedaría, “deje a fulano de tal tranquilito”. Aunque como vimos estaba muy lejos de quedarse tranquilito. Y por eso la cara ante la implacable lente de la cámara se hallaba turbada, descompuesta, alterada y nada “tranquilita”.
En el uso colombiano coloquial, deje tranquilo a alguien, o déjelo tranquilito, se refiere a que alguien tiene una actitud agresiva, o pendenciera hacia alguien. Hay que entender entonces que la pregunta fue tomada por el personaje (“la democracia” según sus propios términos) como una agresión. Los magníficos primeros planos de la cólera inundando la pantalla son palpable evidencia visual.
Se concluyen esto cinco hechos:
1. El personaje identifica su “yo” con la “democracia colombiana”. La pregunta fue hecha por el entrevistador utilizando la tercera persona del plural, “¿Usted quiere ser presidente de Colombia?”. La respuesta fue: “deje a la democracia colombiana tranquilita”. Extraña respuesta.
2. La pregunta hecha por el periodista de la BBC, fue recibida como una agresión.
3. El entrevistado no admite que alguien distinto de su “opinión pública” formule preguntas.
4. Una probable conclusión es que al concebirse a sí mismo como la democracia, el sujeto encolerizado de las imágenes, como individuo se vea a sí mismo como el intérprete sin sesgos de lo que piensa el pueblo. El pueblo es la opinión. Esta opinión cabe en mi cabeza. Entonces yo soy el pueblo. Yo soy la opinión.
5. No es un juego de palabras, pero resulta una democracia encolerizada la que revela el personaje.
6. El personaje se relaja en los momentos del monólogo y se crispa en los del diálogo.
El personaje con sus intervenciones quiere dar forma a la entrevista. Dice algo que él precisamente no quiso y que lo irritó. Dice que permitió lo que impidió:
“Yo lo dejé hacer la pregunta”. Es muy significativo el empleo de la expresión verbo “dejar hacer”.
En Colombia en el uso coloquial esto significa que algo está permitido o autorizado. El personaje entonces puede autorizar o no las preguntas. Se reserva la potestad de permitir preguntas. Estas no se deberían hacer sin su dejar hacer o autorización. La expresión “yo le dejé hacer la pregunta” está cargada con el contenido dramático que revelaron los primeros planos de la cara. La cámara mostró lúcidamente como el personaje se dejó llevar por la cólera. La cámara lúcida reveló la ofuscación de la cara. La cámara descifró los signos ocultos del personaje.
El autor es profesor de La Universidad Nacional de Colombia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Fantástico análisis de este personaje siniestro llamado Álvaro Uribe. Muy buen articulo.
ResponderEliminar