por Juan Gelman
El lector sin duda recuerda la definición que el general Dwight Eisenhower aplicó al conjunto de industrias que engrosan con la producción de armamentos: lo llamó el complejo militar-industrial. Desde los atentados del 11/9 hizo su aparición y crece velozmente otro: el de las agencias oficiales y privadas que se dedican al espionaje interior. Su tarea consistiría en detectar los intentos de terrorismo en EE.UU. Una investigación de los periodistas Diana Priest y William M. Arkin revela que el número de estos organismos asciende por lo menos a 1271 del gobierno y 1931 compañías particulares y el de su personal, a 854.000 agentes que trabajan en programas establecidos en unos diez mil puntos del país. La investigación duró dos años y se publicó por entregas en The Washington Post.
El anuncio de la serie despertó cierto pánico en el Pentágono y la Casa Blanca.
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